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jueves, 22 de enero de 2015

[IGLESIA CATÓLICA. GRUPO OFICIAL.] La devoción a San José es inseparable de la...

Mensajero Mariano
Mensajero Mariano 22 de enero de 2015 14:35
La devoción a San José es inseparable de la devoción de María Santísima: "Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre" (Mt 19, 6). Y consta expresamente en el Evangelio que José era "el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo" (Mt 1, 16). Al uno comenzar una devoción profunda y autentica a Virgen María, nace también una veneración especial hacia su castísimo esposo San José. San José se encierra en estos dos títulos fundamentales: esposo de María y padre adoptivo virginal de Jesús. San José, dado como protector de los Sagrados Corazones en el principio, es ahora encomendado por Dios como protector de toda la familia humana. De forma particular, San José es protector de todos aquellos que aman al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María, que se han unido a ellos y que promueven el pronto Reinado de Dios, en la humanidad.
Es San José el que enseña de forma más plena a los apóstoles de los Corazones Unidos, a tener plena unidad interior con el corazón de Jesús y el de María, porque fue precisamente él, que se unió a ellos en amor, en servicio y en fidelidad. Los devotos de los Corazones Unidos los que de una manera nueva deben acogerse a la protección de San José y pedirle a él que les enseñe a amar, a servir, a sacrificarse y a permanecer unidos a éstos Dos Corazones como él lo hizo toda su vida.
Efectivamente, toda la grandeza de San José parte de ese hecho al parecer tan natural y sencillo: llevar al Divino Niño Jesús en sus brazos, es decir, ser su padre adoptivo y esposo virginal de María Santísima. Es en virtud de esos dos títulos sublimes, que San José forma, en cierto modo, parte integral del misterio de la Encarnación. No cabe duda que era, de alguna manera, necesario en ese orden, a saber: para salvaguardar el honor de María y proteger a Ella y a Jesús de la persecución de Herodes, durante el destierro a Egipto...etc. y ganarles el pan de cada día durante los años de la vida oculta en la casita de Nazaret. El no participó físicamente en todo el misterio de la Encarnación, pero si participó totalmente al ofrecer su vida como sacrificio para el cuidado, servicio, provisión y protección de Jesús y de María. Fue siempre el custodio fiel de Jesús y María.
Solo a un hombre tan puro y humilde como San José pudo encomendar el Señor la llamada de ser esposo de la Madre de Dios..Que lazo tan sublime, formado por el Espíritu Santo; el mas sagrado después del que une la humanidad con la divinidad en Cristo, o como el lazo que unía a María con Jesús! El matrimonio de San José y de María Santísima está lleno de virtudes, de armonía de dos corazones que viven para amar a Dios y a su misión de ser padres del Dios hecho hombre. Abnegación profunda de estas dos vidas, la una para la otra, compartiendo los dolores y alegrías; las espinas, la pobreza, el amor, el respeto, santidad, luz, paz.. San José participó directamente, como ningún otro, de la alianza de los Sagrados Corazones, fue el gran y generoso tercer corazón, que se puso al servicio de la obra de redención, viviendo, sirviendo, cuidando al Redentor y a la Madre del Redentor..
El matrimonio del Castísimo José y de la Inmaculada María, fue real y verdadero, con una característica excepcional y singular (virginidad), pero así de excepcional y singular era la finalidad intentada por Dios con este matrimonio santísimo: salvaguardar la virginidad de María con la virginidad de San José. Veamos lo que nos dice un autor sobre S. José: " María pertenece a José y José a la santísima María; con tanta verdad, que su matrimonio es muy verdadero, puesto que se han entregado el uno al otro. Más, ¿como se entregaron? En Pureza. Se entregan mutuamente su virginidad, y toda la fidelidad de este matrimonio consiste en guardar la virginidad del otro. La vida de estos esposos es como la de dos estrellas, mutuamente se iluminan con sus rayos dorados y plateados, pero sin nunca tener contacto. El Matrimonio de Nazaret es reflejo de la unión santa de Cristo Jesús con su Iglesia: "Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra," (Efesios 5:25-26). El matrimonio más maravillosamente fecundo como este matrimonio virginal. El Espíritu Santo realizo el milagro de que la virginidad de María, amparada y salvaguardada por la virginidad de José, trajera al mundo nada menos que al Salvador, al Hijo de Dios, al deseado de las naciones, al Redentor de la humanidad, que se dignó someterse no solamente a María, su verdadera madre física, sino también a José, a quien respetaba y honraba con el dulcísimo nombre de padre.
San José, el custodio del redentor, es el primer y perfecto modelo de devoción y dedicación a los Sagrados Corazones, el patriarca, el Custodio Castísimo de la Sagrada Familia, ya que Dios Padre le encomendó una importantísima tarea: salvaguardar los tesoros de su Corazón paternal: Jesús y María, y el misterio de la Encarnación. Esa fue su singular misión. De él necesitamos aprender a vivir en comunión de amor con los Dos Corazones.
Sería difícil entrar en una alianza o consagración a los Dos Corazones, olvidándonos de San José, quien es padre y cabeza de la Sagrada Familia. A San José lo consideramos: En su misión de custodio debía proteger, con su dedicación, presencia, santidad y trabajo, a la Sagrada Familia. Los Consagrados a los Dos Corazones, o sea, los que están en una relación íntima de familia espiritual con los Corazones de Jesús y de María, serán protegidos por San José ya que el ejercerá con nosotros el mismo cuidado que tuvo con la Sagrada Familia.
Es modelo de unidad con los Corazones de Jesús y de María: San José nos revela un corazón totalmente en comunión de amor y servicio a los Dos Corazones. Podríamos llamarle "el tercer corazón" en esa alianza de amor que existe entre los Corazones de Jesús y María. Su corazón fue verdaderamente "uno" con los Dos Corazones.
Cuando contemplamos a San José descubrimos un corazón indiviso que dirige todos sus afectos y acciones hacia los grandes dos amores de su Corazón: Jesús y María. Todos los movimientos del corazón de San José tenían un solo objetivo: amor y dedicación a los Dos Corazones. Por ellos trabajó; por ellos obedeció; por ellos sufrió; a ellos los defendió y protegió sin reservas ni condiciones. Por la intimidad en la convivencia, por la profundidad de su contemplación y por su generosa dedicación, los secretos insondables de los Corazones de Jesús y María, fueron conocidos plenamente por San José. El puede enseñarnos a conocer más íntimamente los sentimientos y deseos de los Dos Corazones. Por su fidelidad total a la alianza de amor con los Corazones de Jesús y María, San José es para nosotros un modelo fidedigno de como llegar a alcanzar plena comunión de amor con los Dos Corazones y así convertirnos nosotros también, como él, en "ese tercer corazón".
Nos acogemos al cuidado y protección de San José y le pedimos que nos enseñe a amar, a servir, a sacrificarnos y a permanecer unidos a éstos Dos Corazones como lo hizo él toda su vida. Rezar: Padre Nuestro, Avemaría y Gloria.
San Jose Custidio de los Católicos
Oremos al Patrono de la Iglesia y protector de los Devotos de los Corazones Unidos de Jesús y María....

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